Por aquí nos gusta mucho la mitología, especialmente la griega y en estos días en los que estamos recluidos en casa, queremos hablaros de Hermes que es considerado el dios griego de los viajes.
Es hijo de Zeus (dios del Olimpo, padre de los dioses y los hombres) y Maya (es la mayor y más bella de las Pléyades, las siete hijas de Atlas y Pléyone llamadas las diosa de la montaña), nació al alba y a mediodía ya había inventado la lira con una concha y unas cuerdas. Todo un portento.
Aquí puedes ver de manera muy esquemática un pequeño árbol genealógico para ordenar la familia.
Para lo que nos interesa a nosotros es el dios de los viajeros y las carreteras y es la figura del movimiento, del cambio y de la transición.
También es el dios de los mercados y los comerciantes y curiosamente, de los ladrones. Parece que fue un niño muy precoz porque la misma noche del día que nació ya estaba haciendo de las suyas y le robó el ganado al dios Apolo (dios de las artes, es su hermanastro, tienen el mismo padre, su madre es Leto y es hermano mellizo de Artemisa). Este lo descubrió y le llevó ante Zeus pidiendo un castigo del que se libró, tocando la lira.
Es el dios de los hallazgos causales, de ahí que inventara tan rápido la lira que lo salvó de las acusaciones de Apolo y junto con Hestia (puedes ver en el árbol genealógico que sería la tía de Hermes, al ser hija de Rea y Cronos) son los protectores del hogar, por eso era muy común que su figura estuviese en las puertas de muchas casas griegas. Ella es la estabilidad y la prosperidad
Hermes el equivalente al dios romano Mercurio, suponemos que este te suena más, que era el mensajero de los dioses y se le representa con unas sandalias aladas y un sombrero de viajero (con o sin alas) y un bastón.
A él nos encomendamos para que esto pase pronto y podamos volver a disfrutar del placer de viajar. Cuidaros mucho y aprovechad este tiempo para estudiar, fundamentalmente inglés, porque es un idioma con el que se puede viajar y si ya lo hablas o no te gusta, el idioma que más te interese porque nunca está de más hablar idiomas.