Hay un trecho para subir hasta la puerta del Palacio. Si has visto los demás monumentos, lo habrás podido ver desde lejos y por el camino se va intuyendo.
Según te vas acercando sorprenden los colores y la disposición.
Este Palacio fue una de las principales residencias de la familia real durante el siglo XIX.
Es una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XIX en Portugal.
En 1755 con el terremoto muchos edificios quedaron seriamente dañados y entre ellos el monasterio sobre el que se construyó el Palacio.
Lo ordenó construir el Príncipe Fernando II en el año 1836 porque le encantó la zona cuando estuvo de visita con su mujer.
Me sorprendió mucho el estilo y el colorido, sobre todo porque ésta fue la última visita y el resto de edificios guardaban una coherencia y un estilo pero en éste se mezla todo, del estilo neogótico hasta al neoislámico, pasando por el neorenacimiento y algunos toques del más predominante de la zona, el estilo manuelino.
La planta del edificio es irregular por la forma del terreno y porque se contruyó sobre las ruinas del monasterio, del que solo quedaba en pie la Capilla de Nossa Senhora da Pena. Por tanto queda un edificio cuadrado en torno a un claustro y otro alargado.
Las fachadas están divididas por ventanales y vanos
cuadrangulares, rectangulares y semicirculares.
La fachada principal está revestida con azulejos de policromados.
Como se puede ver en esta foto, se divide el cuerpo en tres, pero la parte de abajo es diferente en cada uno y la del centro distinta a las otras dos. Soprende mucho no encontrar cierta asimetría.
Sobre el arco de la entrada y sujetando una ventana superior, hay una figura en relieve de un ser que es una mezcla entre un hombre y un pez saliendo de una concha, con una cabeza con cabellos en forma de parra. Hay detalles muy curiosos en todos los puntos del Palacio.
Las torres forman caminos, terrazas y miradores y se puede pasear por todos ellos.
Las torres cuadradas tienen garitas semicirculares con cúpulas cónicas donde se mete todo el mundo a hacerse las fotos.
En el ala norte se encuentra la capilla, revestida de azulejos de piedra.
Muchas estancias están revestidas de azulejos.
Una de las habitaciones.
El Palacio fue residencia de verano de la familia real y muchas colecciones reales se trasladaron al palacio para decorarlo.
La decoración es bastante recargada y está llena de figuras curiosas.
Lo que más abunda son las vajillas.
Sala de recepción ostentosamente decorada.